miércoles, 4 de noviembre de 2015

El tiempo NO cura las heridas


el tiempo no cura las heridas

El tiempo NO cura las heridas

No es que esté siendo pesimista, sino que ésta es la conclusión que he llegado a tener desde hace muchísimo tiempo porque muchas personas confían que el tiempo es como un doctor, un remedio que te ayudará a sanar las heridas internas que dejó una ruptura amorosa o una decepción. En realidad, el tiempo es un factor que puede favorecer; pero no es la única ni la determinante.
Con esto quiero decir que cuando una persona está dispuesta a olvidar a su ex, tiene que entender que el tiempo es factor pasivo. Y lo que realmente van a ayudarte los factores activos.
Para ejemplificar mejor: Supongamos que una persona acaba de terminar con su pareja. Esa persona se encierra en su cuarto. No tiene deseos de nada. Quiere que le dejen en paz. No está de ánimos ni siquiera para pasear. Sus padres compadeciéndose de él o ella, se hacen cargo del hijo y le consienten demasiado. Sin embargo, pasa un mes y su estado de ánimo empeora. Se enteró que su ex ya tiene una nueva relación. Sigue escuchando música con letra deprimente. Tiene poco apetito y no se esfuerza por ingerir sus alimentos a sus respectivas horas. Pasan 6 meses en esa misma rutina y ya se están viendo los deteriores físicos y emocionales en su rostro y cuerpo. Se sigue preguntando por qué la vida es tan cruel a pesar de haber dado lo mejor de sí en todo momento. Cómo es posible que amando de verdad su ex le tuviera que pagar de esa manera. Pasa un año y poco ha hecho por sí mismo(a). Se sigue preguntando por qué son tan “complicadas” las relaciones. Por qué tuvo que vivir esa mala suerte. Por qué… POR QUÉ…
Por otro lado, otra persona que también vive la misma experiencia y le duele que le hayan terminado de forma tan inesperada. Por ello se da un tiempo de duelo de dos semanas como máximo. En esas dos semanas apenas sale, pero se pone a reflexionar bastante. Aunque en un principio no puede evitar tener pensamientos negativos, poco a poco las va modificando. Poco a poco va teniendo pensamientos más positivos sobre la vida y las relaciones. También estuvo tentado a no comer pero se forzó pese a su inapetencia a respetar sus horarios. Sus padres querían compadecerse de él o ella, pero les dijo que no se preocuparan, que ya poco a poco se estaba recuperando aunque en un principio no lo veía así. Seguía manteniéndose de pie.
Pasó su proceso de duelo y ahora aceptaba las salidas que le ofrecían sus amistades a pesar de tener ganas de quedarse en casa sin hacer nada. Un par de meses más se da cuenta de que necesita hacer ejercicios físicos y también se entera de que su ex ya está con una nueva pareja. Y de pronto le surge una revelación: Le había dejado porque había dejado de ser el tipo de hombre o la clase de mujer por el que su ex se había enamorado. Entendió que ahora su trabajo era recuperarse a sí mismo. Tal vez la vida no le dio una mala jugada, sino que esa misma persona se descuidó y permitió que la relación se terminara de esa manera tan precipitada. Ahora, con ese conocimiento de sí mismo, sabe perfectamente lo que tiene que hacer. Transformarse y renacer de las cenizas. Lo interesante de este caso es que llega el año y se siente totalmente recuperado tanto así que le da igual o no si su ex se vuelve a fijar en él o ella.
En ambos casos vemos árboles del mismo bosque que han sido golpeado por el mismo viento. Sin embargo, uno se dejó derrumbar y el otro persistió echando raíces más profundas y fuertes a pesar de la adversidad.
Pasó un año y uno ya pudo recuperarse y gozar de los beneficios de la liberación mientras que la otra persona, en el mismo lapso de tiempo, no hizo nada productivo. Se dejó hundir en los pensamientos negativos. No maduró. No creció como persona. No reflexionó. No aprendió de esta amarga experiencia.
Mientras la primera confiaba que el tiempo iba a curar las heridas, por ello adoptó una actitud pasiva, sumisa y perezosa. La segunda, en cambio, literalmente decidió sudar por su pronta recuperación. Tomó una actitud activa, trabajadora y realista. Sabía que el tiempo tan solo era el espacio transcurrido y que nada iba a pasar a menos que hiciese algo al respecto.
Probablemente te hayan metido la frase “El tiempo curas las heridas” y, sin querer, te estés confiando demasiado del proceso que ya estás tomando la actitud sumisa y pasiva. Ten mucho cuidado que muchas personas que no han logrado olvidar a sus ex’s y se quejan de que el amor es únicamente para sufrir, son justamente aquellas que creyeron que una fuerza externa iba a actuar sobre ellos como si de un milagro se tratara.
Nada más allá de esta realidad. Si realmente quieres que ocurra el verdadero milagro de olvidar un amor, tendrás que ponerte serio con tu proceso de recuperación y no encapricharte con el hecho de que te han roto el corazón y de que no te merecías tal trato.
En muchos casos, a la vida poco le interesa si lo que te acaba de suceder te va a beneficiar o perjudicar. El mismo viento que sopló para ti, otros lo aprovecharon para mover una vela en medio del mar, otros para impulsarse y poder volar un aeroplano, otros para simplemente mantenerse más firmes sobre la tierra sin tambalear.
Es momento de que madures y veas las cosas no como te hicieron, sino como lo que tú puedes hacer a partir de ello a pesar de que, en un principio, parecía ser tu peor pesadilla.
Para finalizar con este artículo, quiero compartirte una frase que compartí ya decenas de veces: “No es el tiempo el que curas las heridas, eres tú mismo quien se cura a través del tiempo.” El momento de actuar es ahora. No la desperdicies.
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